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Has superado la primera fase del novato de alquilar los esquís, con sus botas y bastones. Después de unas temporadas tirando de material usado, te has dado cuenta de que no hay marcha atrás y que más vale asumirlo de una vez: te has enamorado del esquí. No volverán esos inviernos de peli y manta, tiritando de frío y rezando por la vuelta temprana del buen tiempo. Ahora esta es tu estación favorita del año porque te permite deslizarte por montañas nevadas sin tener que recorrer demasiados kilómetros. Es el momento, pues, de comprar el material. Si eres esquiador, dentro del equipamiento el gran olvidado son los bastones de esquí, a pesar de que son imprescindibles para mantener una buena posición, un avance más sencillo y un necesario punto de apoyo y equilibrio. Estas son las características en las que tienes que fijarte en el punto de venta:
La talla
Lo que importa es la estatura, y no el peso como en el caso de las botas de esquí. Para acertar, dales la vuelta (con el puño tocando el suelo) y mantenlos en vertical, con la mano por debajo de la arandela. Tienes que formar un ángulo de 90 grados con los brazos. Mejor si te pones las botas de esquí, para que sea más 'realista'. Si dudas entre dos tallas, redondea hacia abajo si eres principiante porque te permite más control sobre los movimientos. No todas las modalidades de esquí siguen estas medidas. Los bastones de fondo deben ser algo más altos. Pero sí son válidas para practicar el esquí en pista.
Los puños
Las empuñaduras de los bastones de esquí pueden ser blandas o duras. Los puños que están hechos con un solo material son más resistentes, aunque también más incómodos; los puños de espuma ofrecen más ligereza y comodidad, mientras que los puños que están hechos con dos materiales (suelen marcarse con dos colores diferentes) permiten un mejor agarre. Elige en función de tus necesidades y de lo que valores más.
La arandela
Se diferencia por el tamaño de su diámetro: pequeño, mediano o grande. Las arandelas pequeñas son ideales para esquiar en pista y deslizarte a gran velocidad; las medianas son más flexibles y polivalentes, más apropiadas para principiantes; las más grandes son para esquiar en nieve polvo, para no hundirse en ella, y para esquí fuera de pista.
El tubo
Los materiales más populares son el aluminio y el carbono. Los bastones de esquí de aluminio son más baratos, aunque también más rígidos; en cuanto al carbono, es mucho más resistente y te sorprenderá su 'peso pluma'. El composite (que puede ser de carbono, titanio o fibra de vidrio) es la gama más alta porque permite una mayor flexibilidad sin que romperse y absorbe muy bien las vibraciones, pero es el material más caro.
La punta
Es el último punto, pero no menos importante. Hay bastones con la punta plana (para un clavado fácil en la nieve, y que no se enganchen con otros objetos) o con la punta fresada (óptima para la nieve dura). Si compras bastones con punta fresada, es importante que no los arrastres mientras camines por el asfalto ni los apoyes sobre él, ya que eso la desgasta mucho.
Los bastones de antes...
¿Sabías que no siempre se ha esquiado con dos bastones? El origen del esquí es muy incierto, aunque se estima que hace más de 10.000 años ya había personas que se desplazaban con unos objetos "parecidos". Lo que sí sabemos es que hasta el siglo XIX, los esquiadores (que no eran tantos como ahora) usaban un palo muy largo que les servía "para todo": para empujarse, para frenar y para dirigir la marcha, como si fuera un timón.
Fue en 1843 cuando unos lapones usaron dos bastones en lugar de uno y ganaron una carrera de esquí de fondo en Tromsø (Noruega). La idea gustó y acabó calando en el deporte.