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¿Viajamos con los niños para esquiar o los dejamos con los abuelos? ¿Si nos los llevamos, los dejamos en la guardería o les podemos calzar ya los esquís para que aprendan desde bien pequeñitos? ¿A qué edad deberían comenzar a esquiar? Nunca hay una respuesta correcta a este tipo de preguntas, ya que depende de muchos factores. El principal, de cómo sea el niño o niña. En cualquier caso, vamos a intentar orientarte para que no odie la nieve.
No hay una edad establecida para la que un niño o niña tenga que empezar a esquiar. Eso tampoco marcará su dominio, ya que hay casos de esquiadores que han participado en competiciones con resultados más que buenos que han descubierto este deporte a edades más avanzadas de lo habitual. Aún así, los cinco años es una edad más que razonable para que se inicien. Con esos añitos comenzó uno de los grandes como es Ingemar Stenmark.
No tener prisa
Pero no tengas prisa. Es la clave número uno. A ver si por buscar un Stenmark te va a salir un adicto al "sofaning". Lo mejor es que asocie desde bien pequeño la nieve con experiencias positivas: es importante que la disfrute, que se lo pase bien y que en ningún momento sea una obligación; eso podría generar recuerdos negativos y conducir a su rechazo.
La edad a la que tu hijo o hija descubra la nieve dependerá mucho de la zona donde viváis. No es lo mismo una familia de Benidorm que una de Tremp. Si el primer contacto con la nieve es en una estación de esquí, procura que primero lo relacione con el juego y no con algo aburrido: construid muñecos, usar trineos, esquís de juguete, etc. Para que la jornada sea agradable (y así la recuerde) es importante elegir días buenos. Aunque a vosotros no os importe esquiar un día muy frío o que esté nevando, para un niño puede ser un suplicio. Y cuando se canse, lo mejor es dejarlo para más tarde o para otro día.
De 4 a 5 años: primeros pasos
Los jardines de nieve o escuelas de esquí comienzan a aceptar niños para practicar el deporte a partir de los 4 o 5 años (consulta los servicios de la estación a la que vayas a viajar). Precisamente a esa edad es cuando comienzan a adentrarse en las disciplinas que le ayudarán a integrarse en la sociedad: también iniciarán la escolarización obligatoria, de manera que coincide con el momento en el que empezará a relacionarse con personas más allá del núcleo familiar y estará en entornos que le exigirán prestar atención. Es el momento de ponerle un monitor que le ayude a mejorar su equilibrio, habilidades, coordinación, fuerza, resistencia, etc.
Pregúntale cómo son sus primeros días en el jardín de nieve. Si va algún amigo o amiga del colegio o del barrio que suela frecuentar, mejor; eso le dará confianza. La clave seguirá siendo tener paciencia y no meterle prisa para que se lance por la pista verde, por muchas ganas que tengamos de hacer las primeras fotos y vídeos. Los profesionales serán los que irán marcando los ritmos; haced caso de sus observaciones y respetad sus decisiones, son los que mejor conocen el nivel de tu hijo.
De 8 a 9 años: evolución más rápida
Normalmente la edad en la que se ven los avances más rápidos está en torno a los 8 y 9 años, aunque de nuevo, depende del niño o niña, de si lo llevamos a menudo a la nieve, de su habilidad, de si realmente le gusta, etc. Es entonces cuando suelen ganan mucho en motricidad, capacidad de reacción, velocidad y equilibrio.
Otro dato que puede servir como referencia a la hora de empezar a esquiar, es el de los colegios. Por ejemplo, en las escuelas de Andorra, se ofrece un programa de esquí único en toda Europa y abarca al alumnado de entre 6 y 16 años de edad de forma gratuita. Es obligatorio para los niños y niñas de primero de de enseñanza y opcional para el alumnado de segundo de enseñanza. ¡Si quieres conocer todos los detalles, no te pierdas este artículo!
Dicho esto: ¡A disfrutar, familia!
