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Ya hemos entrado en primavera. Dejamos atrás los días de frío y, al parecer, los temporales (aunque con esto del cambio climático nunca se sabe). Las malas noticias son que se acerca el cierre de las estaciones de esquí de la península. Siempre nos quedarán otros destinos en Europa o en el hemisferio sur, para los que se lo puedan permitir; pero en cualquier caso, "nuestra nieve" ya se va acabando. Es el momento de exprimir al máximo los esquís y respirar adrenalina en los últimos descensos. Solo una observación: la nieve ahora es diferente a la del invierno duro. Hay más horas de luz y eso significa más sol que le afecta, ¿cómo debemos enfrentarnos a la nieve de primavera?
En esta estación del año los rayos del sol comienzan a 'picar' más y durante más tiempo, ya que los días se hacen más largos. Esto provoca un aumento de los grados que conduce al deshielo de la nieve, haciéndola más blanda. En estas condiciones, da la sensación de que frenan los descensos, lo que hace que a algunos esquiadores y snowboarders le tengan un cierto respeto; otros, en cambio, la prefieren porque es todo un reto. Vamos a ver algunos truquillos para que tú también la disfrutes a tope.
Entrenamiento previo
El estado de la nieve en primavera obliga a hacer un entrenamiento y calentamiento previo porque exige más esfuerzo y resistencia: estira y calienta los músculos, sin excusas, porque la nieve de primavera demanda más flexibilidad. Esto te dará más cuerda para aprovechar y aguantar las horas en las pistas, además de preparar tu cuerpo para reducir probabilidades de lesiones.
Por otro lado, en esta época del año tenemos que hacer el esfuerzo de madrugar un poco más de la cuenta e intentar acudir a la estación de esquí a primera hora, cuando la nieve todavía no haya sufrido demasiada transformación. La nieve empieza a reblandecerse pronto porque la acción del sol es más intensa. Lo mejor es buscar las pistas de esquí de la estación que tengan orientación sur: serán las que mantengan una mejor calidad de la nieve durante más tiempo.
Los esquiadores más avanzados que busquen pendientes bastante pronunciadas deben examinar con cuidado los cantos de los esquís; es importante que se adhieran correctamente y tener la tablas bien enceradas. En cuanto a la posición del esquiador, es esencial bajar la cadera para controlar el equilibrio.
Pasadas las primeras horas, el manto helado con el que amanecerán las pistas comenzará a derretirse. Es entonces cuando se irá transformando, poco a poco, en nieve crema o ligeramente transformada. Quedará más suelta y será más placentera y segura. ¡Serán las mejores horas del día, disfrútalas!
Esquí en primavera: trucos
Después de ese momentazo -generalmente, después de comer-, en las pistas empezarán a surgir pequeños charcos de agua. La nieve empezará a ser más pesada, apelmazada y húmeda, y cambiará completamente la práctica del esquí: notarás que te frenará mucho. Para ello, tendrás que reducir la velocidad, adaptar tu postura y el punto de apoyo del peso, así como evitar movimientos bruscos en los giros. Intenta hacer giros más amplios para ganar velocidad y recuerda que un buen equilibrio compensará el deslizamiento menor.
Seguimos. En el momento de cambiar de dirección, procura no dejar caer el peso sobre los esquís al principio y final de cada curva e intenta hacer virajes más suaves. Por último, la posición más recomendada para el esquí en primavera es una flexión de las rodillas y tobillos sin extender prácticamente las piernas. Evita inclinar el cuerpo hacia atrás, aunque 'a priori' creas que es la posición más adecuada.
Pon en práctica estos consejos para que esquiar en nieve de primavera siga siendo una gozada.