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Termina la temporada de esquí. Nos gusta deslizarnos por las laderas de las montañas y rebozarnos en la nieve, pero hay que mirar el lado positivo: ahora toca disfrutar de los días de calor y de otros deportes que podemos practicar en las altitudes. Pasarán unos meses hasta que volvamos a calzarnos los esquís, la tabla y la ropa de nieve. Para no llevarnos sustos el próximo invierno, es importante lavar y guardar con cuidado el material.
Ropa
En la nieve nos vestimos con multicapas: una exterior impermeable, una intermedia de plumas o forro polar y una inferior para evitar que la humedad entre en contacto con la piel. Las últimas tecnologías aplicadas a los textiles han variado este sistema de capas y algunas chaquetas ya las incluyen todas. Aun así, anota estos consejos:
-Antes de nada, hay que vaciar los bolsillos (obvio, ¡pero a veces se nos olvida!) y cerrar todas las cremalleras y cierres de velcro.
-Lava la chaqueta impermeable de esquí con un programa suave y a baja temperatura. Es recomendable usar siempre un detergente líquido natural y sin aditivos. Las prendas deben lavarse al revés, para que queden más protegidas y dañar menos los tejidos. Evita los programas de centrifugado y los secados a altas temperaturas. Piensa que la prenda la lavarás una o dos veces al año, así que no debería importante perder algo más de tiempo en hacerlo bien y "a fuego lento".
-No uses suavizantes, porque pueden bloquear sus poros y bajar el rendimiento de las prendas técnicas.
-Las manchas pequeñas es mejor lavarlas a mano y evitar así una pasada por la lavadora (hay que evitarla siempre que podamos).
-¡Las prendas de plumón no deben estrujarse para acelerar su secado! Temperatura templada y suave.
-Para los forros polares, optaremos por agua caliente y sin suavizante.
Esquís y tabla
-Seco y limpio. Son las dos claves antes de guardar tanto los esquís como la tabla, ya que la humedad es el peor enemigo. Para asegurarnos de que el material queda bien seco, es mejor desmontar las fijaciones.
-Debemos encerar el material. Podemos hacerlo en casa o llevarlo a un taller. El objetivo es evitar la sequedad.
-Afila el material en los cantos, para evitar el óxido. Es la parte más vulnerable de los esquís, así que cuídala bien.
-Escoge el mejor lugar para guardarlo. ¿Cuál es? El espacio con menos humedad, con la temperatura más estable y donde no pegue la luz directa del sol.
-Lo último es asegurarnos de que el material reposa bien. Dado que va a estar mucho tiempo (¡meses!) en la misma posición, tenemos que tratar que no sufra una presión excesiva. Aunque parezca una tontería, una simple posición de guardado puede acabar desgastando el material. Lo más apropiado es que los esquís queden en posición vertical, sin que nada los fuerce, y poner una almohada o toalla en la parte inferior para cuidar el punto que recibe todo el peso.
Botas
-Las botas tienen el inconveniente de que tienen muchos engranajes. Como decíamos con el resto del material, es importante que queden completamente secas antes de almacenarlas durante meses. Para ello, las desmontaremos todo lo que podamos para evitar cualquier resquicio de humedad, y una vez en el armario, las dejaremos cerradas para que no se deformen.
Bastones
-No solemos preocuparnos mucho por ellos, pero deberíamos procurar que estén en las mejores condiciones posibles. Si tienen bases rotas, cámbialas; y si están algo torcidos, enderézalos. Puedes hacerlo tú, o si no eres una persona con maña, acudir a un centro profesional para que lo haga. Recuerda que en verano aún puedes esquiar en otras partes del mundo: en ciertos lugares de los Alpes o en países como Chile, donde en breves arrancará la temporada de nieve.