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Lo que más nos gusta de la nieve es, evidentemente, disfrutarla al máximo bajo nuestros esquís o tabla de snowboard. Sin embargo, no podemos negar la realidad: en invierno los días son cortos y las estaciones cierran pronto. ¿Qué hacer hasta la hora de dormir? ¿Cómo aprovechar lo que queda de día? Aquí van algunas ideas para seguir divirtiéndote en tus horas de après-ski en el Pirineo Catalán.
Baqueira-Beret, entre el lujo y los paisajes
Para muchos es la mejor estación de esquí catalana. Y cuando cierran las pistas, ¿sigue valiendo la pena estar en sus alrededores? Una de las opciones más populares de los esquiadores es quedarse por el pequeño pueblo de Baqueira tomando unas cervezas y comentando la jornada –bueno, en realidad este es “el gran plan” en cualquier estación de esquí- y pasearse por restaurantes y bares de lo más “chic”.
Pero no termina todo ahí. Los que quieran exprimir el día visitando pueblos bonitos, están obligados a acercarse a Arties, uno de los más encantadores de la comarca de la Val d’Aran. A solo 15 minutos en coche de Baqueira también tenemos la capital, Vielha, con más oferta gastronómica y con la posibilidad de visitar la popular pista de patinaje sobre hielo Palai de Gèu. Tiene 1.456 metros cuadrados y alquilan material, una opción que siempre es muy divertida para ir con amigos, en pareja o en familia.
La Masella, ¡no dejes de esquiar!
¿Quién habló de après-ski y de cierre de pistas? En La Masella, prácticamente podrás esquiar todo el día y noche, si así lo deseas y si tu cuerpo aguanta. De hecho, se la conoce como “la capital del esquí nocturno de los Pirineos”. Es una experiencia única deslizarse por las pistas en la noche cerrada, con la iluminación de una red que se extiende por las 13 pistas principales de las cotas bajas y medias. El horario del esquí nocturno en La Masella es: jueves de 18.15h a 20.15h y sábados de 18.30h a 21.30h.
Por supuesto, no falta una exquisita oferta gastronómica de montaña en el Restaurante del Pla de Masella o el ambientazo del Chill Out en el Pla de Masella.
La Molina, perderse por sus pueblos
Aquí tenemos la opción de ir con la familia a su completo parque de aventura en los árboles con tirolinas, puentes tibetanos, saltos de Tarzán y otros elementos para pasárselo en grande. No obstante, con la caída del sol cierra igualmente pronto.
Podemos completar la jornada yendo a la zona Chill Out en Costa Rasa o quedarnos por el área de 1.700 de la estación, donde hay bares con mucho ambiente de esquiadores. Si preferimos visitar algún pueblecito bonito, tenemos la opción de vagar por Alp, Puigcerdà o Bourg Madame.
Boí Taüll, para amantes de la historia
Además de la gastronomía típica de la zona, la Vall de Boí es conocida por sus atractivos turísticos históricos: en esta comarca está la mayor concentración de arte románico de toda Europa. Destacan la iglesia románica de Sant Climent (donde se halló el famoso Pantocrátor que hoy se exhibe en el Museo Nacional de Arte de Catalunya y la iglesia de Santa Maria de Taüll. Ideal como destino familiar por su tranquila vida nocturna.
Port del Comte, un lugar para descansar
Esta es la estación de esquí del Pirineo Catalán con una oferta de après-ski más solo. Tan solo hay unos pocos bares donde comer y tomar algo y la fiesta no se prolonga demasiado. Como no tiene un pueblo a pie de pistas, si queremos algo de ambiente tendremos que desplazarnos un poco más de lo habitual (hasta Sant Llorenç de Morunys o Solsona). Mira el lado positivo: si eres más de darlo todo en las pistas y luego encerrarte en el hotel con peli y manta, ¡es tu destino ideal!