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Cerler tiene la estación de esquí más alta de todo el Pirineo: alcanza una cota máxima de 2.630 metros de altura. Su dominio esquiable es de 77 kilómetros y tiene un total de 67 pistas para todos los niveles. No te faltarán opciones para esquiar por trazados divertidos y atrevidos. Pero cuando cierran las pistas y aún queda mucho día por delante, Cerler sigue ofreciendo muchas actividades y entretenimiento.
Las rutas más bonitas
Si estás planeando un viaje a la nieve a Cerler y quieres compaginarlo con rutas de montaña para todos los niveles y para toda la familia, este destino es ideal. En pleno Valle de Benasque, podemos disfrutar de preciosas vistas, pasear por pueblos encantadores y acercarte a impresionantes cascadas.
Un paseo corto y fácil, ideal para ir con niños y personas mayores, es ir al pueblo de Anciles, a solo dos kilómetros de Benasque. Se llega a través de un camino que bordea el río en paralelo a la carretera A-139. No os podéis perder el sabor de sus conocidas manzanas rojas ni dejar de admirar las casas de los siglos XVI y XVII.
Si buscáis algo más de naturaleza, haced la ruta de las tres cascadas. En primavera, con el deshielo, traen más agua, pero son igualmente espectaculares todo el año. La senda parte de la misma estación de esquí de Cerler. Llevaos impermeable porque os salvará de un buen chapuzón cuando paséis junto a la cascada de Ardonés.
Fiesta en Cerler
Porque también nos gusta pasárnoslo bien, la misma estación de Cerler ya ofrece actividades para cuando nos quitamos los esquís. Una de ellas son “los lunes al sol”, cuando dan la bienvenida a los esquiadores con vino caliente a partir de las 14h en la zona de Remáscaro. Entra muy bien después de hacer unos cuantos descensos y, por supuesto, ¡no falta la música!
Además, en Cerler los domingos son especiales: es cuando se celebra el “vermut ‘n’ DJ”, un divertido aperitivo a 1.500 metros de altura acompañado de música en directo a partir de las 13h.
Visita a Benasque
Este bonito pueblo del valle está siempre tomado por montañeros. Todo el año pasean por sus calles esquiadores, escaladores, alpinistas… te sentirás como en casa. Si es tan popular es por su belleza, con típicas casas del Pirineo Aragonés. No dejes de visitar edificios de arquitectura renacentista como el Palacio de los Condes de Ribagorza, Casa Faure, Casa Albar o Casa Juste.
Y si eres de buen comer y te gusta probar la gastronomía local de todos los lugares que visitas, pide en sus restaurantes los siguientes platos: salseta de bacalao, olla benasquesa, ternasco entre dos fuegos, jabalí con chocolate o conejo Farsiu. Te sorprenderán.
Otros pueblos con encanto
En el valle de Benasque no solo merece la pena ser visitado el pueblo con el mismo nombre. En Sahún encontraremos una de las arquitecturas tradicionales mejor conservadas de la zona. Sesué y Sos, en una cubeta de origen glaciar, tenemos uno de los miradores más impresionantes del valle.
Por otro lado, en Villanova te sorprenderán dos iglesias románicas en un solo núcleo, algo poco habitual. En Laspaúles verás casas rojizas hechas con arenisca y está bajo una montaña mágica: el Turbón. En Bisaurri predominan, igualmente, las construcciones peculiares con el mismo color.
El pueblo de Chía está ubicado ya dentro del Parque Natural Posets-Maladeta y aún conserva tradiciones como el Patués. Castejón de Sos es una de las mejores zonas para practicar vuelo libre (como parapente o ala delta). No dejes de conocer tampoco el pueblo de Campo, conocido por mantener juegos populares aragoneses muy arraigados, o Seira, que es la puerta de entrada al valle de Benasque a través del Congosto de Ventamillo.