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Tienes más de 50 años y ahora, por lo que sea, tienes la posibilidad de esquiar o te han entrado ganas de aprender a moverte por la nieve. ¿Es tarde? ¡Para nada! Lo único que no podrás lanzarte con pasión enloquecida y sin precauciones a un deporte que nunca has practicado. Tómatelo con calma y sigue estos consejos para que tu experiencia en la nieve no se acabe convirtiendo en una frustración.
Cualquier edad es buena para esquiar
A esto hay que matizar: siempre que se tenga salud y buena forma física. Si te has pasado los últimos 20 años de tu vida tirado en el sofá, donde tu mayor afición era echarte unas cervezas y has tenido un trabajo sedentario, no parece que esquiar sea lo más aconsejable así de repente. Empieza caminando y haciendo actividades más ligeras antes de dar el salto a la nieve.
Dicho esto, la edad no es el gran impedimento, sino la forma física, y afortunadamente, ¡eso tiene remedio! Échale voluntad.
Ten presente el riesgo
Si tienes una buena forma física, no debemos olvidar que el esquí es un deporte con el factor riesgo siempre presente. No es como empezar a hacer senderismo con 50 años, dejémoslo claro. Al esquí le rodean unas características especiales que en algún momento lo pueden convertir en un deporte menos amable, que son las propias de la alta montaña: la altitud (puede conllevar más cansancio), el frío, la niebla, el viento, las nevadas…
*VIDEO: https://www.youtube.com/watch?v=qdT69XNRl4w
Limitaciones corporales
Estas sí van marcadas, en parte, por la edad. Que no sea un impedimento, no te queremos quitar la ilusión de practicar este deporte que nos apasiona, pero debes ser consciente de que a partir de los 40 o 50 años las articulaciones son más sensibles; las mujeres, además, llegan a la menopausia, con la consiguiente reducción de los niveles de calcio óseo, que hace más frágil los huesos.
Que esto no te achante, seas hombre o mujer. Con ganas y precaución, todo es posible. Eso sí, es imprescindible hacerte un chequeo médico para que un profesional te dé un informe detallado de tu estado de salud, fuerza física y potencia muscular.
Entrenadores: tu aliado para esquiar
Si insistimos mucho en la importancia de contratar un monitor/entrenador para todo aquel que se inicie en la práctica del esquí, es aún más fundamental (por no decir imprescindible) hacerlo a partir de los 40-50 años. Sus consejos serán oro para ti y sabrá enseñarte y orientarte en función de tu velocidad de aprendizaje y de tus capacidades físicas. Te ayudará a llegar más lejos y de una forma segura. Recuerda que un accidente esquiando en montaña es contraproducente: el daño físico, y sobre todo psicológico, te puede hacer retroceder hasta la casilla de salida todo lo aprendido en meses.
El siempre olvidado calentamiento
¡Y enfriamiento! Estas prácticas que debemos hacer siempre, a todas las edades y practicando todos los deportes, siempre las olvidamos. Lo habitual es bajar del coche, ponerse los esquís, al telesilla y a esquiar. Pero lo cierto es que el calentamiento y el enfriamiento es importante para todos, y especialmente para los mayores de 50 años para activar la movilidad articular que usaremos esquiando: piernas, brazos, hombros y troncos.
Dentro del calentamiento también entra la propia práctica del esquí. Aunque ya hayas avanzado algo en las pistas, es recomendable empezar siempre suave, con pistas de poca pendiente y a baja velocidad. Aprovecha para refrescar las técnicas de giro y de coordinación. Cuando reenganches tu cuerpo a los esquís, ya podrás seguir la jornada metiéndole un poquito más de caña. La paciencia será tu aliada y, sobre todo, aprovecha cada bajada para disfrutar al máximo de este deporte.