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El esquí no es deporte de ricos

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Esqui.com

El esquí no es deporte de ricos

Las imágenes de las revistas y programas del corazón de Paris Hilton, Leonardo Dicaprio o las monarquías nos pueden conducir a la errónea percepción de que esquiar es un deporte para ricos. Aunque es cierto que sigue habiendo estaciones, áreas y destinos todavía muy elitistas, hoy este deporte lo practican personas de diferentes estratos sociales gracias a las interesantes ofertas de alojamiento más forfait que ofrecen agencias como Esqui.com o Estiber.com y que han democratizado y acercado la nieve. Te vamos a convencer de que no, el esquí no es deporte (solo) de ricos.

 

Los costes de esquiar

 

Maticemos. No es el deporte más barato del mundo: evidentemente, es más económico dar un paseo por el monte (sin plantearte grandes hazañas que te exijan el uso de cuerdas, arneses y otros artilugios, claro está) o nadar en la playa, si la tienes cerca. Aún así, hoy es relativamente económico acceder a él.

 

En cuanto a los costes, tendremos que tener en cuenta los de cualquier escapada (medio de transporte, alojamiento y comidas), a lo que le tendremos que sumar la compra del forfait, que depende de la estación y del país, pero puede rondar los 40-50 euros. Piensa que las pistas suelen estar abiertas unas 8 horas cada día… ¿Qué te cuesta la entrada al cine o al teatro? Pues no es tan caro, ¿verdad?

 

El segundo desembolso de dinero es por material. Lo natural es que si empiezas no te lo compres, o al menos no todo, sino que lo alquiles. Puedes empezar por adquirir pantalones y chaqueta de calidad media, si sabes que aunque no esquíes mucho le darás otros usos, y alquilar el material de esquí o snowboard propiamente dicho (botas, esquís, tabla) puede rondar los 10 euros.

 

Tipos de esquiador

 

¿Esquiar es de ricos y de pijos? Lo cierto es que hay diversos tipos de esquiadores y las tribus urbanas también abundan en la nieve, como en cualquier otro espacio de la vida. Pero básicamente podemos diferentes tipos, con poderes adquisitivos igualmente desiguales:

 

-Esquiadores locales. Son personas que han tenido la suerte de nacer, vivir o mudarse a los alrededores de una estación de esquí y para ellos lanzarse por las pendientes nevadas es como para un valenciano irse una tarde de julio a la playa. Se pueden aprovechar de forfaits de temporada a muy buen precio y que rápidamente los amortizan; como quien se apunta al fútbol, vaya. Además, se ahorran los viajes, transporte, alojamiento y dietas. Un chollo, vamos, que hace que no sean necesariamente personas de clase alta.

 

-Personas que viven bastante cerca de una estación. Pueden plantarse en pocas horas en coche en el área de esquí, practicar este deporte, y volver a su casa cuando cierran las pistas. Se ahorran el hospedaje y suelen practicar esquí unas cuantas veces durante el invierno. Tampoco hace falta que pertenezcan a la ‘jet set’.

 

-Los que viven lejos de una estación de esquí. Aquí la escapada a la nieve ya se encarece bastante por los gastos que hemos señalado anteriormente. No es una actividad que solo puedan hacer los reyes, pero a cualquier persona de la calle le toca ahorrar para poder permitirse una semana completa de esquí en invierno.

 

¡Aunque parezcan de ricos!

 

Algunas estaciones de esquí parecen indicar lo contrario, que sí son lugares exclusivos. Nos referimos, por ejemplo, al centro de Zermatt. Cuenta con un teleférico donde cada góndola ha sido diseñada por Pinifarina y, no os lo perdáis, los asientos tienen decoraciones de cristales de Swarovski. Es Suiza y sube a las pistas del espectacular cerro Matterhorn (también conocido por su nombre italiano Cervino). ¿Qué esperáis?

 

 

Pero no os dejéis engañar por estas curiosidades. Hoy esquiar está al alcance de todos.

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