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Llega el mes de marzo, y con él, un cambio de las temperaturas. Los días son más largos y se está muy bien en las terracitas… pero también en las estaciones de esquí. Esta época del año cuenta con tantos detractores como amantes; en cualquier caso, el cierre de las pistas se acerca y hay que aprovechar al máximo los últimos fines de semana en la nieve.
Un aspecto que puede generarnos dudas, porque hace más calor, es cómo vestir. Evidentemente, no vamos a llevar la misma ropa ahora que en diciembre; pero tampoco vamos a esquiar en tirantes, ¿verdad? Veamos las claves.
La clave: vestir por capas
Para esquiar en primavera, básicamente tenemos que seguir la misma filosofía que siempre en la montaña, incluso en invierno: vestir por capas. También cuando hace mucho frío hay que procurar vestirnos como una cebolla porque lo esencial es evitar siempre sudar. No necesitamos el mismo abrigo cuando nos calzamos los esquís, cuando estamos esquiando sin parar y a pleno rendimiento, o cuando nos sentamos un rato en una terraza a descansar. Ahí entran en juego las capas.
En primavera igual, con el añadido de que sospechas que en algún momento puedes llegar a pasar un calor infernal si en las cotas altas empieza a pegar bien el sol y alcanzar los 20-30 grados. Sin embargo, a primera hora de la mañana, podemos estar en las pistas a 10-15 grados. La idea es muy sencilla: cuantas más capas nos coloquemos, más opciones tenemos de ir añadiendo o quitando. Vayamos por partes.
Empezamos por la cabeza. Siempre hay que llevar casco, aunque haga calor, por seguridad. Para reducir el calor en esta parte del cuerpo, puedes descartar los gorros o cintas. Hay cascos con rejillas de ventilación ajustables que son perfectos para esta época del año: así, las puedes mantener cerradas por la mañana, cuando las temperaturas son más bajas, y abrirlas conforme va avanzando el día y apretando más el calor. De la misma manera, es importante seguir llevando gafas para proteger los ojos, mejor si igualmente tienen sistemas de ventilación para que no se empañen.
Pasamos al cuerpo. En el cuello podemos cambiar el calentador invernal por otro más fino (como los de running), que mantendrán protegida esta parte del cuerpo sin dar excesiva calor; y al ser tan finos, se pueden guardar fácilmente en un bolsillo si nos molesta demasiado.
En el torso, es importante llevar una primera capa que absorba la humedad. Esquiar húmedo es una sensación incómoda y te hará pasar frío. Si sudas mucho, mejor de manga corta. Como capa intermedia, escoge algo ligero que puedas quitarte cuando te calientes; si tiene cremallera, te permitirá ventilar primero, antes de quitarte la capa y aguantar así un rato más con ella.
Por último, la chaqueta exterior debería ser más ligera y con mayor ventilación que la invernal. A más cremalleras, más posibilidades de ir ventilando en función de nuestras necesidades.
Pasemos a las manos. Debemos seguir usando guantes o manoplas porque protegen del frío, pero también es una capa protectora de las manos. Podemos optar por guantes más finos y ligeros si prevemos temperaturas altas al esquiar en primavera.
En cuanto a los pantalones, los mejores para esta época son los que tienen rejillas de ventilación. Mejor llevar unos internos y finos para absorber la humedad del sudor y proteger las piernas.
Solo nos quedan los calcetines, una parte igualmente muy importante. Opta por unos ligeros que calienten y que sean transpirables. Hará calor, sí, pero esta parte del cuerpo es la que estará más en contacto con la fría nieve.