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Vamos a seguir explorando ese terreno que recorre el esquí de travesía o también conocido como esquí de montaña. Una disciplina que cada vez tiene más seguidores y que tiene en esta época del año, en invierno y primavera, su momento ideal para practicarla. Es necesario -obligatorio- tener una base en el esquí antes de lanzarte a hacer rutas sobre nieve en la montaña salvaje. Aquí tienes algunas claves que debes saber antes de planificar tus travesías de esquí.
No es apto para principiantes
Es lógico, pero como todas las modas, puede atraer a personas que nunca se hayan puesto unos esquís. Gran error. En ese caso, primero vale la pena invertir unas cuantas escapadas a aprender bien lo básico, a caerse y a levantarse cuanto sea preciso… en pistas controladas y preparadas para la práctica segura del esquí. Recuerda que si contratas un monitor en las estaciones de esquí, avanzarás más rápido y mejor, ya que no adquirirás malos vicios de principiante que luego puede costar eliminar.
Fuera pista con monitores expertos
Igualmente, es importante señalar que, cuando te sientas preparado para practicar esquí de travesía, no tienes por qué hacerlo ‘a lo loco’. Puedes seguir contando con monitores expertos que te acompañen en tus primeros pasos. Son muchas las estaciones de esquí que también te ayudarán en el esquí de montaña preparando rutas adecuadas a tu nivel y explicándote los trucos de esta disciplina en un terreno muy diferente al de las pistas y con dos partes muy diferenciadas: la subida, poniendo pieles bajo los esquís, y la bajada por la fantástica nieve polvo.
Una de ellas es Saint Lary en el Pirineo Francés, que ofrece escapadas de medio día o de día entero lejos de los remontes mecánicos para disfrutar del esquí en plena naturaleza. Se organizan rutas para personas solas o en grupos de hasta cuatro personas con monitor para iniciación y perfeccionamiento en esquí de travesía.
¿Por qué no probarlo en los Alpes Franceses? Estaciones como Val Thorens (ver ofertas) también contemplan el esquí de travesía entre sus actividades complementarias a los descensos en pistas. Tienen dos versiones: la “cardio”, que implica llevar material ligero y avanzar a un ritmo más intenso, y la “contemplativa”, que parte de la estación de esquí cuando empieza a anochecer y que acaba con un vino, sopa de cebolla y admiración del cielo estrellado. Todo ello acompañado de guías de montaña de Val Thorens.
Muchas estaciones de esquí españolas también contemplan itinerarios de fuera de pista y guías de acompañamiento. Una de ellas es Candanchú (ver ofertas), con rutas de montaña fuera del dominio controlado por el servicio de pistas y que están reservadas para personas con “nivel muy alto de esquí”, en sus propias palabras. Se trata del descenso del Tubo de la Zapatilla -muy técnico-, el valle de Loma Verde o el Circo de Rioseta.
¿Freeride, competición o polivalente?
Existen diferentes niveles de esquí de travesía. ¿Cuál es el tuyo? Uno de ellos es el “freeride”, ideal para los amantes de la adrenalina, el vértigo y los saltos. Para ello son necesarios unos esquís ideados para esta práctica, más largos, para nieves más profundas y para coger la velocidad de bajada necesaria.
También está el nivel de competición, donde lo que cuenta es la coronación de cimas, los ascensos. En este caso, se emplean unos esquís más cortos y estrechos para que faciliten las subidas. Y después, claro, toca bajar. Por último, los polivalentes son quienes disfrutan tanto subiendo como bajando de las montañas encima de los esquís.
Si te lanzas a la aventura de las travesías de esquí, recuerda: ¡Mucho conocimiento, experiencia y cabeza!