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Hay defensores a capa y espada tanto del esquí como del snowboard; otros, simplemente son amantes de los deportes de nieve en la montaña y los quieren a ambos por igual. La diferencia entre ambos más evidente es que una disciplina se practica sobre dos esquís, y la otra, sobre una tabla. No obstante, hay otras diferencias no tan obvias en las que quizás no habías pensado…
La primera gran diferencia entre el esquí y el snowboard es que sus orígenes distan mucho. De hecho, moverse sobre esquís es algo que se hace desde hace miles de años, se calcula que desde hace 8.000 años, y no como un deporte, sino como un método de transporte en terrenos nevados o helados. Obviamente, los tiempos han cambiado mucho y con ellos los esquís; no fue deporte de masas planteado como en la actualidad hasta el siglo XX.
En cambio, el snowboard es un deporte mucho más reciente, que se empezó a practicar sobre los años 60 del siglo XX. Empezó por pura diversión, como un juguete que tenía una cuerda atada y con el que se deslizaba la gente por colinas nevadas. Lo ideó el ingeniero Sherman Poppen, de Michigan, para sus hijas.
Otra característica que diferencia el esquí del snowboard es la adaptación del ser humano a su práctica. En el caso del esquí, aunque puede ser más o menos complicado en función de la persona, las sensaciones que se reciben son de asumir movimientos con cierta naturalidad, permite mayor movimiento y orienta el cuerpo hacia el lugar al que nos dirigimos, como cuando paseamos o corremos.
Sin embargo, el snowboard nos puede parecer, en un principio, claramente antinatural porque nos tenemos que posicionar de lado. La idea de colocar un pie adelantado puede generar en algunas personas sensación de inseguridad, sobre todo si nunca antes han experimentado esa sensación. Pero no temas: esa extrañeza inicial pronto pasa y rápidamente se transforma en emoción. ¡El ‘snow’ es muy divertido!
Obviamente no. Ni hablamos del mismo deporte ni tienen la misma curva de aprendizaje. ¿Qué significa eso? Que si esquiar es relativamente fácil y pronto iremos haciendo avances, en el snowboard se necesita algo más de tiempo para “hacerse” con la tabla y dar los primeros pasos con éxito.
Con el esquí puedes evitar al principio las grandes cuestas y aprender hacer la cuña para empezar a hacer recorridos fáciles y divertirse prácticamente desde el minuto cero por pistas verdes y azules. Pero con la tabla, hace falta más tiempo porque es más difícil conseguir el equilibrio necesario. Cuando superes esos primeros obstáculos, no obstante, descubrirás por qué el snowboard atrae cada vez a más gente. En esa curva del aprendizaje de la que hablábamos, en el esquí -paradójicamente- es más complicado llegar al nivel avanzado. Eso se explica porque requiere movimientos de piernas y de cadera muy especializados que solo pueden aprenderse de la mano de un profesor cualificado. Sin embargo, en el ‘snow’, cuando ya le has cogido la práctica, es mucho más sencillo avanzar.
Tampoco son las mismas lesiones las que podremos sufrir si practicamos esquí o snowboard, aunque ambos requieren un mínimo de forma física antes de lanzarnos a su aprendizaje. El esquí se basa en movimientos continuos con las rodillas, por lo que el ligamento anterior cruzado es el más crítico; en el caso del snowboard, las lesiones más habituales son las de muñeca.
En cualquier caso, las diferencias no son lo suficientemente grandes como para no probar ambos deportes y elegir cuál prefieres. Tú de qué eres, ¿de esquí o de snowboard?