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Comprar la chaqueta de esquí: consejos para acertar

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Comprar la chaqueta de esquí: consejos para acertar

La chaqueta de esquí es una de las prendas más importantes que nos ponemos para un día de nieve. Ten en cuenta que el esquí y el snow son deportes para los que nos tenemos que abrigar, pero al mismo tiempo, estaremos haciendo un esfuerzo físico considerable. Ya sabes en qué desembocan ambos factores: en sudor, que si no transpira bien, acaba enfriándose y provocando una sensación muy incómoda (¡e incluso derivando en un buen catarro!).

Para evitarlo, es esencial saber elegir la chaqueta de esquí; aquí te dejamos algunos consejos. Te avanzamos las tres claves: transpirabilidad, impermeabilidad y tejido de calidad.

Transpirabilidad

En la actualidad, esta es una de las características más buscadas en la ropa de deporte, en general. Ya sea para una camiseta térmica como para una chaqueta de esquí. Siempre se dice que, en la montaña, hay que intentar sudar lo mínimo: eso se consigue abrigándonos solo cuando es necesario y aplicando la técnica de las tres capas; de esa manera, es fácil ir quitando las que nos sobran durante la actividad y anticiparnos al molesto sudor.

No sudar, o más bien, transpirar bien ese sudor, supone sentirse seco. Un plus de confort que también es más saludable. En las prendas de ropa, la transpirabilidad se mide en gramos: 5.000 gramos representan una baja intensidad de transpiración; con 20.000 gramos o más ya tendremos una capacidad más que aconsejable.

Impermeabilidad

Imprescindible para una chaqueta de esquí por el contacto con la nieve y con posibles lluvias. La impermeabilidad está ciertamente reñida con la transpirabilidad: la primera implica repulsión del agua y estanqueidad; la segunda necesita evacuación de la humedad del interior, la que genera el cuerpo. En la actualidad, sin embargo, las chaquetas de esquí casan ambas cualidades con resultados muy satisfactorios.

La impermeabilización se mide con términos referidos a pruebas con agua. Para que tengas una guía numérica, se considera que un tejido es impermeable a partir de los 2.500 mm, aunque para una chaqueta de esquí esta cifra no da ni para empezar.

Los 5.000 mm representan baja impermeabilización; entre 10.000 y 20.000 mm, tendremos una chaqueta con alta impermeabilización. Las que tienen más de 28.000mm se consideran de impermeabilización extremadamente alta, y suelen ser las gamas altas de las marcas. Recuerda que la chaqueta de esquí, al ser la tercera capa, es importante que tenga un alto grado de impermeabilidad.

Tejidos de calidad

Aquí es donde elegiremos en función de nuestro presupuesto. Como en todo, a más calidad, más caro. Sin embargo, debes pensar cuánto usarás la chaqueta de esquí y valorar si merece la pena pagar un poco más por un producto con una vida más larga y que te ofrecerá mayor confort: no será un gasto, sino una inversión de futuro.

En este sentido, podemos optar por chaquetas de nieve con materiales de secado rápido, muy útiles para dispersar pronto la humedad. Del material dependerá también el grado de aislamiento de la chaqueta; las más calentitas son las de plumas, fibras y vellón sintético.

Fíjate también los sistemas de cierre, tanto en los puños como en las cremalleras frontales. Deben estar termoselladas para evitar el paso del agua. Mejor si los puños son regulables, así se ajustarán a cada movimiento y a complementos como los guantes. Las chaquetas de esquí, mejor sin costuras; y si tiene, igualmente mejor que estén termoselladas.

Es importante recordar que en algunas modalidades de esquí necesitarás ropa reflectante, sobre todo cuando te lances a aventuras por tu cuenta (no tanto en estaciones de esquí). Algunas chaquetas incorporan estos elementos; tenlo en cuenta a la hora de elegir.

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