Debes introducir un correo electrónico que sea correcto y aceptar la política de privacidad
Ha ocurrido un error. Vuelve a intentarlo y si el problema continua puedes escribirnos en info@esqui.com
Te has suscrito correctamente
Estado de pistas y meteorología
Ofertas
Hoteles por zonas
Estado de pistas por zonas
Ofertas de esquí por zonas
Ofertas por fecha
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Los aludes o avalanchas son uno de los mayores temores de los esquiadores. Aunque es cierto que se producen de manera repentina, podemos aprender a leer la montaña para descifrar algunos signos de alerta que ayudan a prevenir.
Esta semana dos esquiadores han quedado atrapados por un alud en Ordino Arcalís, donde en los últimos años hemos visto unos cuántos. ¿Por qué se producen las avalanchas? ¿Cómo podemos reducir riesgos?
Como decíamos, esta semana dos esquiadores han sufrido un alud, aunque afortunadamente han salido ilesos. Han sido arrastrados varios metros con la nieve en la zona del pico de l’Arbella, cerca del segundo lago de Tristaina, en una zona contigua a la estación de esquí de Ordino Arcalís.
¿Qué ha pasado? Los esquiadores estaban iniciando el descenso, cuando ellos mismos han cortado la nieve con sus esquís. Así se ha producido una avalancha que los ha derribado. Al escuchar unos gritos, otro esquiador que se encontraba por la zona dio el aviso a los Bomberos, que al comprobar que ninguno sufría lesiones, han dejado que continuaran el descenso.
Los Bomberos sí añadieron un consejo en su cuenta de Twitter: “Tanto en otoño como en cualquier momento del año, hay que salir a la montaña con seguridad y el equipo necesario. Igualmente es preciso consultar la meteo antes de lanzarse a la aventura”. Aquí el vídeo del helicóptero de los bomberos sobrevolando la zona:
Los aficionados al freeride deben contar en su mochila con todo el material de seguridad básico para reducir riesgos ante un alud: sonda, pala, mochila airbag y ARVA o DVA (Detector de Víctimas de Avalanchas). Por supuesto, es igual de importante llevarlos ¡que saber utilizarlos!
En la zona Basser Negre de Arcalís otro alud afectó a dos personas en la primavera de 2018 cuando estaban realizando preparativos para la prueba del Freeride World Tour. Uno de ellos murió por parada cardíaca. Las avalanchas matan a unas 150 personas al año en todo el mundo.
Como ha ocurrido esta semana, se estima que el 90% de los incidentes con aludes son causados por los propios esquiadores. La mayoría son pequeños deslizamientos de nieve en polvo seca que mueven una masa sin forma.
Sin embargo, los aludes más desastrosos son aquellos en los que enormes capas de nieve se desprenden en la ladera de la montaña y después se rompen como si fueran trozos de vidrio y caen por la colina. Atención porque estas masas en movimiento pueden llegar a coger una velocidad de 130 kilómetros por hora en unos cinco segundos.
Si uno se ve atrapado en una avalancha, es importante intentar alcanzar un árbol, “nadar” con fuerza y abrir algún espacio para respirar conforme se ralentice el deslizamiento. Es importante actuar rápido porque, cuando para, la masa será como cemento.
Si bien es cierto que no podemos evitar al 100% la fatalidad de ser víctimas de un alud por su carácter repentino, sí que podemos aprender a leer el terreno y es importantísimo conocer sus causas.
Los aludes más frecuentes se producen durante las 24 horas posteriores a aquellas tormentas que dejan 30 centímetros o más de nieve fresca. Con ellas, se apila una rápida sobrecarga de nieve que provoca que se fracture la capa inferior.
Debemos pensar en las capas como si se tratara de un archivo histórico de las condiciones meteorológicas que ha ido viviendo la montaña durante el invierno: desde grandes nevadas hasta lluvia, sequía, fuertes heladas y nieve. La adherencia entre estas capas determinará si se debilitarán unas en gran medida, lo que puede provocar los temidos deslizamientos.