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Queremos planificar una escapada a una estación de esquí para divertirnos en familia con la nieve. No importa el nivel, hay actividades para todos los gustos: desde hacer los típicos muñecos de nieve que encantan a los niños, hasta que se lancen en trineos o iniciarse con los esquís yendo a clases y practicando en pistas anchas, fáciles y sin apenas inclinación.
Nos vienen a la cabeza muchas estaciones de esquí; sobre todo nuestras favoritas, en las que hemos experimentado buenas dosis de adrenalina. Pero con los peques todo cambia y nos tenemos que fijar en otras cosas a la hora de ir a esquiar con niños.
-Guardería o jardín de nieve. Se trata de un elemento fundamental para que los adultos podamos esquiar un rato sin los peques y matar el gusanillo de descender por pistas más complicadas. Queremos estar con los niños, pero también tenemos derecho a disfrutar sin ellos. En estos espacios, además, conocerán a otros de su edad y se divertirán con diferentes juegos y participando en talleres. Podemos dejarlos en estos espacios media jornada o la jornada de esquí entera.
-Escuela de esquí. Los padres y madres pueden enseñar directamente a sus hijos pequeños a esquiar, pero es más recomendable que lo hagan monitores especializados en el público infantil. Ellos conocen sus miedos y cómo tratar con ellos las diferentes técnicas. Después de clase, podremos practicar lo aprendido, ahora sí, todos en familia.
-Pistas fáciles y anchas. Es importante que la estación de esquí elegida tenga un buen número de pistas verdes y azules. Tienen poca inclinación y cuanto más anchas, mejor, porque así no se sienten agobiados por el paso de muchos esquiadores por su lado. A esto debemos sumar que es mejor que estén en cotas bajas: así estaremos más cerca de servicios de la estación, como cafeterías y bares, para comer algo y descansar, y además son las zonas menos frías.
-Remontes de cinta. Las cintas transportadoras son los remontes más fáciles de utilizar, ya que no hay que sentarse ni dejar que te arrastren: basta con colocarse encima de la cinta y dejarse transportar por ella, al estilo de las que suele haber en los aeropuertos.
-Estaciones cuyas pistas convergen en un punto. Aquellas que tienen forma de hoya son adecuadas porque es muy fácil orientarse en ellas y no perderse. Unos instantes de pérdida, aunque mantengamos la calma, pueden generar tensión en los peques, sobre todo si sienten frío, cansancio, y quieren parar a tomar algo y descansar.
Dicho esto, os recomendamos varias estaciones de esquí para viajar en familia a la nieve. Una de ellas es Sierra Nevada, con decenas de pistas verdes y azules y con el área Borreguiles, muy interesante para los niños, además de la zona de ocio de Mirlo Blanco, con entretenimientos variados como tubbing o un parque de hielo.
La estación de Grandvalira, en Andorra, es otro buen destino para familias gracias al sinfín de actividades infantiles que programa, a sus circuitos tematizados y a su gran variedad de guarderías y jardines de nieve. En el sector Grau Roig está el Imaginarium Park, y en El Tarter, el Bababoom Circurs.
Si buscáis estaciones más modestas y con menos masificaciones para esquiar más tranquilos en familia, os recomendamos Espot y Port Ainé en el Pirineo catalán, que además ha recibido el sello de calidad “Equipamiento y destino de Turismo Familiar”. Además de contar con varias pistas verdes y azules, disponen de parques lúdicos para divertirse en familia con pista de trineos, itinerarios con raquetas de nieve y pista de tubbing para descender en un donut gigante.