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Una escapada a una estación de esquí no tiene por qué significar únicamente deslizarse por las pistas sobre los esquís o sobre la tabla de snowboard. Hay un gran abanico de propuestas de deportes de aventura que ofrecen estos mismos centros invernales para probar nuevas experiencias.
Las actividades complementarias que se pueden practicar en las mismas estaciones de esquí o en sus alrededores son un buen atractivo para terminar de convencer a esa gente que duda sobre si unirse a la escapada o no, porque no acaba de apasionarle el esquí. También es una buena manera de descansar y de probar nuevas sensaciones. Sea cual sea tu caso, ¡aquí te dejamos las mejores propuestas de deportes de aventura!
Quizás lo que más apetezca estando rodeados de nieve, después de practicar esquí, es sentarnos en una cafetería con un chocolate calentito. De acuerdo, bucear bajo el hielo no es lo que más pide el cuerpo, pero os aseguramos que no es para tanto y que es una experiencia única y espectacular.
Se practica con un equipamiento de última tecnología que es totalmente hermético y consta de un traje seco de neopreno comprimido, guantes secos y máscara. Debajo del hielo te maravillará ver el juego de luces y sombras que se da en las profundidades, acompañado de hileras de burbujas y donde el tiempo lo marcará tu respiración.
Algunas estaciones de esquí que cuentan con buceo bajo hielo entre sus actividades es Val Thorens, en los Alpes franceses, concretamente en el Lac du Lou. La propuesta es redonda: se caminan unos 40 minutos con raquetas o material de esquí de travesía y después te sumerges unos 30 minutos con monitores y la correspondiente explicación.
Diving Vallnord también cuenta con esta propuesta que combina el esquí o el snowboard con el buceo bajo hielo en lagos que están a más de 2.000 metros de altura en el sector de Arcalís: un bautizo para principiantes en el lago semiartificial de La Canaleta o una inmersión, más técnica, de 23 metros de profundidad en el lago de Tristaina, de origen glacial.
Una actividad para vivir en tus carnes buenas dosis de adrenalina es el llamado speedriding, que no es otra cosa que una modalidad deportiva que combina el parapente con el esquí. Suena bien, ¿verdad?
Con unas mini-velas es posible sobrevolar las laderas de las montañas, al tiempo que te mueves esquiando. Así, se puede tener otra panorámica de las pistas de esquí volando mientras esquías, o esquiando mientras vuelas.
Esta idea surgió en los Alpes para esquiar fuera de pistas de una manera diferente y singular. En España, la estación pionera en ofrecer esta modalidad y hoy la mejor para practicarlo es Cerler, en el Pirineo aragonés. Además de poder reservar y recibir clases, también acoge puntualmente exhibiciones con descensos en solitario y en grupo.
Cualquier persona puede practicar el speedriding; solo se pide un nivel medio en esquí para probar. Se utilizan los esquís habituales -no hacen falta unos especiales para ello- y no es posible practicarlo sobre tabla de snow, además de un material específico para el vuelo -miniparapente, casco y arnés-.
Cerler propone practicar speedriding por pistas pisadas y con giros conducidos con pequeños saltos de hasta 10 metros para iniciarse, o bien lanzarse a descubrir zonas fuera de pistas y con fuertes desniveles que se pueden sobrevolar.
Otras propuestas de deportes de aventura que ofrecen la mayoría de las estaciones de esquí es probar el mushing, rutas con trineos tirados por perros; dar un paseo o ascender algún pico de los alrededores con raquetas de nieve; o descubrir el entorno a bordo de una moto de nieve.
