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Esquiar en Formigal significa descender por algunas de las pistas más espectaculares del Pirineo Aragonés. Junto a la “hermana” estación de Panticosa ofrece un enorme dominio esquiable de 182 kilómetros con 147 pistas de todos los niveles de dificultad, entre las que destacan auténticos retos para esquiadores expertos. Querrás aprovechar a tope todo el tiempo que pases en la estación.
Pero entre tanto ejercicio, es fácil que se te abra el estómago. Parte del buen rendimiento en la montaña y en la nieve depende de una buena alimentación. Cerca de Formigal, hay un buen surtido de restaurantes para todos los gustos para recargar energías, tanto en pistas, para no perder el tiempo, como en la urbanización de Formigal, para hacer una pausa algo más larga o para cenar relajadamente cocina de alta de montaña. Conoce aquí los mejores restaurantes de Formigal.
Comer en pistas es lo más cómodo y rápido si no queremos desplazarnos ni perder demasiado tiempo en llenar el estómago cuando nos pica el gusanillo entre descenso y descenso. No obstante, eso no quiere decir comer mal. Estas son las mejores opciones gastronómicas para pegar un bocado en las pistas de Formigal:
Nos vamos a un restaurante que tiene acceso exclusivo para esquiadores y que está a 2.000 metros de altitud, así que, como te puedes imaginar, su cocina selecta está acompañada de unas vistas espectaculares. Es toda una experiencia exclusiva en una pequeña cabaña ubicada en una ubicación remota, a donde solo se puede llegar esquiando o en máquina pisapistas (Ski Ratrack). Su carta está llena de platos con productos autóctonos, de alta montaña, como potajes tradicionales o migas con huevo; también tienen una espectacular carne a la brasa, como chuleta de vacuno. Por cierto, los vinos, champagnes y cervezas se enfrían directamente en la nieve.
Si lo tuyo es la cocina italiana, en medio de las pistas de Formigal podrás degustar pastas, risottos, y pizzas exquisitas. También hay otros platos y raciones como carnes, burritos o croquetas de boletus, así como cócteles elaborados con cariño. Todo esto en un lugar con una buena panorámica y, muy importante: con una chimenea de leña.
Si por algo destaca este rincón de Formigal es por su amplia terraza, en un entorno con preciosas vistas al Pirineo Aragonés. Es un buen lugar para hacer una pausa no demasiado larga en pistas y comer algún montadito caliente o frío. Podemos acompañarlo de un buen champagne. Este es uno de los rincones con más encanto de la estación.
En el sector de Sarrios de Formigal está uno de sus restaurantes en pistas más interesantes para los amantes de la carne autóctona a la parrilla. Es un local perfecto para degustar un “Tomahawk de vacuno”, un ternasco con Denominación de Origen, carrilleras de Duroq, secreto de cerdo guisado o platos tradicionales de alta montaña como migas de pastor. También hay buenas tapas y raciones que se inspiran en la cocina de toda la vida del Valle de Tena.
Os recomendamos este rincón pensado para romper con las tradiciones, elegante y sofisticado. No es un restaurante en Formigal como tal, pero puedes hacer una pausa en tu jornada de esquí para tomar algo y comer algún aperitivo para matar el gusanillo. Destaca el combo Burguer & Bubbles, una copa acompañada de pan brioche con salsa de mayonesa achampanada y carne de vaca mayor. Está en el sector de Sarrios, a los pies del telesilla.
Los albariños más conocidos del mundo tienen un hueco en esta coqueta cabaña azul de la estación de Formigal-Panticosa, a 1.800 metros de altitud, rodeada de montañas nevadas, de sol, de música y de una cuidada propuesta gastronómica.
En realidad es un conjunto de alojamientos muy especiales, tipo domo, muy exclusivos. Están en medio de la montaña y, frente a la cama, disponen de grandes cristaleras desde las que tendréis vistas fabulosas de los Pirineos nevados. Hablamos de esta experiencia dentro de los restaurantes de Formigal que no podéis perderos en pistas porque incluye una cena mágica en la Muga central, con sabores especiales que mezclan la gastronomía tradicional y autóctona con toques vanguardistas. Una vivencia que no deberían perderse los paladares más exquisitos.
Junto a esta afamada estación de esquí del Pirineo Aragonés está la Urbanización de Formigal, que es donde muchos esquiadores se alojan para estar muy cerca de sus pistas y disfrutar de un entorno de lujo. Los chalets y hoteles que hay en esta zona cuentan con servicio de transporte gratuito a las pistas a través de varias rutas que funcionan de forma ininterrumpida mientras está abierta la estación. Así que puedes aprovechar para comer y/o cenar en algunos de estos restaurantes de Formigal que están un poco más apartados del jaleo de las pistas. Estos son algunos de los mejores:
Es un gran espacio para disfrutar del après-ski en Formigal, ya que pone al abasto de los esquiadores una gran terraza desde la que ver el atardecer en los Pirineos nevados con un cóctel o una buena cerveza. Dicen que es el sitio “más canalla” al que ir para tomar algo, pero también es un restaurante de Formigal en el que probar los sabores más frescos y genuinos del Pirineo, con platos de gran calidad en una atmósfera de lo más divertida. Y si la tarde se alarga, se hace de noche y estáis a gusto y no queréis ir a dormir, por la noche podéis disfrutar del Roto Club, una discoteca con dos espacios diferenciados: interior o exterior, para estar bajo las estrellas; en ambos podéis probar su cuidada carta de Coctelería Premium, los conocidos combinados Roto y los cócteles con Denominación de Origen. Todo amenizado con la mejor música en vivo del Pirineo Aragonés.
Un restaurante de Formigal que está en el Edificio Jacetania, muy conocido por su gran relación calidad-precio. Como su nombre indica, es un lugar para los amantes de las carnes a la brasa, con especial atención a sus platos de brocheta de carne y verduras, así como caracolas a la brasa. ¡Deliciosos! Asimismo, se sirven pescados y otros platos. Todo es comida casera y siguen las recetas tradicionales de la zona. Buena opción para las familias que viajan con niños, por la variada oferta de su carta.
Aparece en la Guía Michelín, así que puedes tener por seguro que comerás bien. Tiene una carta sorprendente, con cocina tradicional del Pirineo con toques asiáticos. Aunque no es el restaurante más barato al que irás en tu vida, hay que decir que tiene una buena relación calidad-precio. La decoración es encantadoramente moderna.
Uno de esos restaurantes de Formigal que no debes perderte si buscas calidad y buen precio. Tiene muy bien ambiente y aquí podrás comer tapas, pintxos, hamburguesas o escalibadas, además de tomarte un buen vino (la carta es muy extensa), cervezas artesanas (ecológicas y sin gluten) o gin-tonics bien elaborados con esencias y frutas. En este local también se suelen realizar catas.