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Comprar un material de esquí adecuado a tu nivel es fundamental para que puedas esquiar bien. Cuando el dependiente de tu tienda te pida cuáles son tus posibilidades para aconsejarte sobre el material, es importante que seas sincero y no las exageres. Si lo haces, puede que lo que te venda no sea adecuado para ti y que luego te sientas inseguro con algunos tipos de nieve o hasta que corras el peligro de perder el control de tus esquís. En estos primeros artículos, te daré, pues, algunos consejos para comprar botas, palos, esquís, cascos y gafas. Empezaré con las botas.
Las botas son el material más difícil de comprar. Todas te parecerán incómodas, te pesarán, te apretarán y harán que te duelan los pies... Sin embargo, y aunque no te gustará lo que te diré ahora, una bota ha de ser ajustada.
Muy fácil. En principio, tendrías que comprar unas botas del mismo pie que tus zapatos o zapatillas. No compres nunca, aunque las sientas más cómodas, unas botas demasiado grandes o pequeñas. Los pies se te moverán dentro de las botas cuando esquíes, pudiendo ocasionarte una lesión.
Si quieres comprobar tu número, lo cual es aconsejable, en las tiendas siempre hay, o tendría que haber, un aparato para medirlo. A menudo tiene forma de pie o de rectángulo con un centímetro dibujado. Para medir tu número con este aparato, es importante que sitúes el talón exactamente al inicio del centímetro y que lo hagas de pie y no sentado, ya que, con el peso de tu cuerpo, el pie se aplana y puede ganar algunos milímetros.
Si aún así no estás seguro del número que debes comprar, también puedes comprobar que, una vez tengas el pie dentro de la bota y hayas cerrado los ganchos, no puedas doblar los dedos de los pies o levantar el talón. Si puedes hacerlo, es que la bota es demasiado grande.
Finalmente, si todavía dudas del número que te conviene, puedes pedir al dependiente que saque el botín (la parte blanda de dentro) del armazón (la parte dura de plástico de fuera) y ver así si la bota te coge bien el pie o no.
Otra cosa que tienes que tener en cuenta cuando escojas y compres una bota, es su dureza. En casi todas las tiendas, encontrarás casi todos los grados de dureza, que pueden oscilar entre los 30-40 aconsejables a los más pequeños, y los 150.
Una bota de dureza 120 o 150, sólo es adecuada para adultos que hagan competición de alto nivel (copa del mundo o otros), ya que entrenan específicamente para esto. Así pues, si no eres un esquiador de elite, no es nada recomendable que compres una bota de esta dureza, puesto que no podrás doblarla.
La dureza aconsejable para un adulto medio es de entre 70 y 100, aunque siempre es mejor quedarse por debajo de 100, según el nivel de cada uno.
Para los niños, siempre es mejor una dureza mínima. Por ejemplo, en el club donde trabajo como monitora, para los niños de 7 a 11 años, aconsejo a los padres comprar una bota de dureza 50, máximo 60, si su constitución es más fuerte.
Según la forma de tu pie, puede haber marcas más o menos adecuadas. Por ejemplo, si tienes el pie estrecho, te irá mejor una bota Rossignol o Lange. En cambio, si tienes el pie ancho, te recomiendo una Salomon o una Tecnica.
En este sentido, siempre puedes pedirle consejo al dependiente.
Cuando pruebes las botas más adecuadas para ti, tienes que apretar los ganchos para que no queden sueltos y flexionar varias veces las rodillas hacia adelante para ver si la bota se dobla o no. Si la flexión es buena, tienes que poder imaginar una línea vertical desde la punta de los dedos de los pies hasta las rodillas.
Al probar las botas como te indico, ten en cuenta que en la tienda hace calor y, por tanto, serán más fáciles de doblar. En las pistas, en cambio, el plástico se endurecerá con el frío y te costará más doblar la bota. También por eso es aconsejable que compres una dureza baja, porque sino te resultará más difícil esquiar.