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Una avalancha es un desprendimiento de nieve que cae por la ladera de una montaña. Su causa principal es la rotura del equilibrio entre la fuerza de atracción, determinada por el peso de la nieve, el ángulo de la pendiente y la cohesión entre las diversas capas de ésta con la tierra. Veamos los tipos que nos podemos encontrar:
Las grandes precipitaciones de nieve hacen que esquiadores y montañeros en general tomen las máximas precauciones para entrar en los valles de las principales montañas de todo el país. Hay que tener en cuenta que la nieve es uno de los elementos más inestables y que, por lo tanto, para evitar las avalanchas de nieve, es importante conocer sus mecanismos de transformación, el terreno, la temperatura, etc… Sobretodo hay que tenerlos en cuenta cuando accedemos a una carretera o pista forestal, ya que el recorrido de un alud puede boquearlas y dejarnos aislados o, incluso, atraparnos. Es recomendable hacer un curso especializado para dominar el tema, pero compartimos unas cuantas normas básicas para que entendáis de qué va el tema:
Como hemos comentado antes, los aludes se producen por la rotura de un equilibrio natural. ¿Qué sucede cuando éste es roto por un esquiador o montañero? Hoy en día hay mil maneras de ser localizados. Tenemos aplicaciones como Alpify que facilitan la localizción y el rescate de los involucrados.
Mientras esperamos y, si un compañero se ha quedado colgado por una avalancha, debemos confiar en la persona con más experiencia del grupo. Es conveniente marcar el punto donde el compañero se ha perdido como referencia, controlar el posible riesgo de un nuevo alud, pedir socorro al centro de auxilio más próximo si la situación es peligrosa para todos los miembros del grupo… Es importante evitar comer o hacer las necesidades fisiológicas cerca de la zona donde se ha perdido el compañero, ya que eso dificulta las labores de rastreo de los perros.