Como cualquier actividad que practicamos con frecuencia, el tiempo trae vicios que adquirimos sin darnos cuenta. Estas malas costumbres son muy diferentes en función del nivel de los esquiadores. Repasamos, con este artículo, los casos más típicos y sus consecuencias:
DEBUTANTES
- Mucha ropa de abrigo. Uno de los errores más comunes que se dan entre aquellos que empiezan consiste en utilizar demasiada ropa “por si a caso”. Esto dificulta la movilidad y produce una fuerte sensación de agobio. Para esquiar, y sobretodo cuando empezamos, debemos intentar vestirnos de la manera más cómoda, que abrigue y facilite los movimientos posible. Sino sabemos cómo, preguntemos a amigos, monitores, vendedores de las tiendas…
- Demasiado esfuerzo para esquiar. Es un vicio inherente en los inicios de toda práctica deportiva pero, sobretodo en el esquí, sucede en exceso a la hora de desarrollar los movimientos. El esquí no es un deporte de fuerza, todo lo contrario: la técnica es vital para el ejercicio. Normalmente suplimos la falta de técnica con más esfuerzo, cosa que comporta un mayor desgaste físico y la aparición de cansancio antes de lo que debería.
- Freno de mano: utilizar los palos con la finalidad de intentar controlar la velocidad o incluso frenar es otro error frecuente. Es una actitud bastante contraproducente que produce inestabilidad y, a veces, el efecto contrario al deseado.
- Posición demasiado baja: Una estampa que a veces podemos ver en la zona de debutantes consiste en un esquiador novato bajando en una posición demasiado baja (con el cuerpo reclinado). ¿Por qué? Su intención es ganar una supuesta mayor flexibilidad. En realidad, son las piernas las que deben actuar como flexores y extensores en los momentos de flexionar. Hasta se da el caso de ver a esquiadores con la cabeza agachada, posición que dificulta su visión.
- Cuña asimétrica: El primer movimiento con el que empieza todo esquiador también conlleva ciertos errores. No siempre se pueden controlar los esquís a voluntad y la apertura de la cuña de manera asimétrica provoca que se nos crucen los esquís de manera sistemática.
NIVEL MEDIO
En el nivel medio de esquí, los vicios se concentran en toda una serie de posiciones erróneas…
- Brazos caídos: en todos los niveles de esquí, la posición de los brazos es muy significativa, ya no sólo con su aportación dinámica, sino también por su aportación estética. La posición de los brazos puede decir mucho de un esquiador, fijaros, sino, en la próxima vez que vayáis a esquiar. En el caso del esquiador de nivel medio, los brazos caídos provocan una disminución drástica de la estabilidad, con todo lo que eso comporta.
- Posición retardada: cuántas veces nos han dicho eso de… ¡“el peso hacia delante”! Y es que la adopción de una posición retardada para esquiar produce muy malas consecuencias que se traducen en un aumento del cansancio y del dolor muscular. Eso provoca una mayor dificultad para esquiar en paralelo, ya que el peso se carga hacia la parte trasera del cuerpo y dificulta la correcta conducción de los esquís.
- Codos pegados al cuerpo: ¿por qué es negativo? Nos daremos cuenta de su importancia cuando intentemos clavar los bastones, ya que eso impedirá la maniobra y propiciará que adoptemos una posición bloqueada.
Nivel alto
Ni los esquiadores de nivel se libran de los malos hábitos:
- Separación incorrecta de los esquís: aún hay muchos esquiadores que practican con una posición incorrecta o no apropiada de sus esquís: demasiado juntos nos impedirán conducir los esquís, mientras que demasiado separados nos bloquearan la posición.
- Rodillas pegadas: otro vicio común y delator. Esta situación deriva en una falta de fluidez a la hora de conducir y estéticamente se convierte en un anacronismo propio del esquí de los años setenta.
- Movimientos constantes con los brazos. Ni los mejores esquiadores se salvan de volverse locos con los palos cada vez que dibujan un viraje. Realizar movimientos constantes para volver a clavar los palos demasiado hacia delante es otro vicio común del esquiador de nivel alto. Este error nos provoca rotaciones de tronco y el consecuente derrape de las colas de los esquís.
- Movimientos de extensión/flexión indiscriminados: No es necesario bajar esquiando con la sincronía de una pareja bailando un vals, pero los movimientos de extensión y flexión deben seguir un ritmo marcado de viraje dibujados en nuestra línea de descenso.