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Que el deporte relacionado con las montañas, el alpinismo, se llame así, no es casual. Como sabes, viene de los Alpes, ese paraíso de los amantes de las alturas, de la naturaleza, de los retos en los que únicamente competimos contra nosotros mismos. Y en esa joya europea se encuentra un pueblo que, con solo mencionarlo, ya nos hace soñar con la alta montaña. Hablamos, por supuesto, de Chamonix.
Chamonix es el pueblo por excelencia de los montañeros que viajan a los Alpes, tanto en inverno como en verano. Está en el departamento de Alta Saboya de Francia y sus casitas y calles se asientan sobre las faldas del imponente Montblanc. Si es tu próximo destino de nieve, no te pierdas esta lista con 10 planes invernales que hacer en Chamonix.
La nieve cubre de forma temprana las montañas de los Alpes. Así que un plan estrella para disfrutar del invierno es el esquí y el snowboard. La estación de esquí Chamonix-Mont-Blanc nos permite surfear nieve en gran cantidad y con buena calidad en un paraje espectacular, frente al coloso que todos hemos soñado con coronar en algún momento.
Hay que decir que Chamonix fue la primera ciudad que acogió unos Juegos Olímpicos de Invierno, allá por 1924. La profesionalidad y la experiencia son sinónimo de una estación de referencia para el alpinismo europeo. Suma 155 kilómetros esquiables en los que hay 76 pistas de diferentes niveles de dificultad, bastante equilibradas.
Cuenta con cinco sectores: Les Houches, Le Brévent, la Flégère, los Grands-Montets y Balme.
Porque un viaje de esquí, sin lo que pasa después, perdería mucho. El après-ski en Chamonix es de los más conocidos de Europa gracias a La Folie de Chamonix Mont-Blanc 1850, que forma parte de La Folie Douce de los Alpes Franceses (hay más repartidos por toda la cadena montañosa).
Ahora bien, La Folie de Chamonix es el único local que está abierto todo el año. Forma parte de un hotel que está enfrente del remonte de Savoy, a apenas dos minutos a pie del centro del pueblo. Por las noches hay fiestas de DJs y, en invierno, actuaciones en directo de grupos de música.
Una de las cosas que hay que hacer en Chamonix… ¡es ver el pueblo! Tan obvio como bonito: es un pueblecito de montaña con mucho encanto a las faldas del Montblanc y en el que hay mucho ambiente montañero. Hay calles comerciales con tiendas, cafeterías, chocolaterías para entrar en calor y comerte una crêpe…
En invierno lo habitual es que Chamonix quede cubierto de nieve, lo que le da un toque todavía más mágico y de postal navideña. Entre los puntos de interés del pueblo destacaremos la Iglesia de Saint Michel y el imprescindible Museo Alpino, que narra la historia del valle de Chamonix y sus evoluciones.
La campeona francesa de “speed-riding”, Cyrilde Pic, decía que esta práctica es como una tercera dimensión del esquí. Se trata de un deporte que combina el parapente y el esquí, de forma que vas surfeando la nieve con una pequeña vela y se van alternando momentos de deslizamiento sobre ella con los esquís y otros de vuelo con gran ligereza.
Es un plan que hacer en Chamonix si te gusta probar cosas nuevas y las emociones fuertes. Lo harás en este valle alpino, recorriendo el Col du Passon, el glaciar Amethystes o la cara sur del Mont Blanc. Hay diferentes propuestas para medio día o un día entero acompañado por profesionales que te enseñarán a practicar el speed-riding con seguridad.
Si eres un auténtico aventurero, ¿qué te parece subir las paredes heladas de los Alpes en invierno escalando con crampones y piolet? En Chamonix puedes hacer escalada en hielo por primera vez en tu vida o reservar un ascenso algo más complicado si ya dominas la técnica.
Hay diferentes guías de montaña que ofrecen subidas para principiantes y experimentados, y es que hay mucha variedad: el valle de Chamonix y sus alrededores cuentan con más de 200 vías de escalada en hielo. Las más altas suelen estar disponibles desde noviembre, mientras que el resto empiezan a ser accesibles a partir de diciembre. Febrero es el mes en el que estas paredes tienen las mejores condiciones para hacer escalada en hielo.
Hay refugios que son hoteles por los lujos con los que reciben a los montañeros. Y hoteles que parecen refugios por el encanto de sus interiores y por una ubicación inmejorable en altura. Es el caso del Refuge du Montenvers, un alojamiento en el que disfrutar de una buena comida o cena en un paraje impresionante.
El Restaurant du Montenvers ofrece platos con especialidades transalpinas y en el café Le Panoramique Mer de Glace destacan sus tablas de embutidos y quesos. No dejes de probar la polenta cremosa, una especialidad de la casa. Todo con una terraza panorámica calefactada con vistas al paisaje nevado de los Alpes.
El tren cremallera de Montenvers es una de las cosas que hay que hacer en Chamonix, sí o sí, ya que es toda una institución en la zona. Con su característico color rojo, entró en funcionamiento en 1908 para acercar a turistas y montañeros hasta el glaciar Mer de Glace, que es el más grande de Francia, a 1.913 metros de altitud.
El recorrido es espectacular, por la ladera de la montaña. El tren cremallera de Montenvers está en marcha todo el año, también en invierno de lunes a domingo de 10h a 16.30h.
Un “must” que hacer en Chamonix es visitar esta espectacular cueva de hielo que hay en el glaciar Mer de Glace. Es visitable y tiene 100 metros de largo y un sorprendente juego de colores azules. Para llegar a ella, hay que bajar 400 escalones. La visita va acompañada de explicaciones pedagógicas sobre el cambio climático y sus impactos, ya que es apreciable el retroceso de esta masa de hielo en los últimos años.
Un plan que no puede fallar para hacer en Chamonix si te encantan los animales y quieres descubrir el entorno nevado de los Alpes desde otro punto de vista. Huskydalen – Chiens de traineaux ofrece rutas en las que conocer en profundidad cómo es el perro husky y acercarse a rincones salvajes. Una actividad ideal para familias y parejas que está disponible los meses de enero, febrero y marzo.
¿Qué te parece subir a una montaña rusa en medio de la nieve, en plenos Alpes? Es algo que debéis hacer en Chamonix, especialmente si viajáis en familia. Se trata de la Luge Alpine Coaster de Chamonix, una divertida atracción para todos los públicos que sigue un recorrido de 1,3 kilómetros en los que hay de todo: saltos, curvas y giros de 540°.
Solo cierra de noviembre a mediados de diciembre, el resto del año está siempre abierta, incluso cuando llueve. Forma parte del Parque de Ocio de Chamonix. Se pueden subir hasta dos adultos por trineo y se permite el acceso a peques a partir de 3 años.