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Ayer tuvo lugar el juicio al monitor de esquí que embistió una pareja, el chico de la cual murió días más tarde por el golpe, en la estación catalana de Boí Taüll en 2009.
El acusado ha declarado que no pudo evitar el choque porque la pareja se encontraba en un cambio de rasante con poca visibilidad: "Cuando los vi ya estaba encima y reaccioné de la mejor manera que creo que podía hacerlo, manteniendo los esquís en contacto con la nieve para evitar su efecto cortante".
El acusado explicó que intentó pasar por en medio de la pareja, pero que estaban muy juntos y el impacto fue inevitable. Los otros monitores que declararon coincidieron en afirmar que la pista donde tuvo lugar el accidente, calificada como de categoría azul, "era más roja que azul". Además, explicaron que para llegar a la pista en cuestión, llamada Cerví y de unos 800 m de longitud, hay que hacerlo a a través de pistas rojas y de un telesilla que recomienda el acceso sólo para esquiadores expertos.
La acusación insistió en que la chica que resultó herida y la víctima mortal esquiaban desde hacía años, aunque era la primera vez que lo hacían en Boí Taüll. También hay testimonios que afirman que el acusado iba "rápido". Sin embargo, él y el resto de monitores lo han negado alegando que como mucho iba a 40km/h, ya que la nieve era primavera y no permitía correr.
La acusación particular pide 4 años de prisión en considerar que el acusado actuó de una manera imprudente, el fiscal 3 y la defensa pide la absolución al considerar los hechos un "accidente" o que, en todo caso, se le acuse de una falta.