Debes introducir un correo electrónico que sea correcto y aceptar la política de privacidad
Ha ocurrido un error. Vuelve a intentarlo y si el problema continua puedes escribirnos en info@esqui.com
Te has suscrito correctamente
Estado de pistas y meteorología
Ofertas
Hoteles por zonas
Estado de pistas por zonas
Ofertas de esquí por zonas
Ofertas por fecha
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Hoteles por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Estado de pistas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Ofertas por estaciones
Llega un momento en el que ya no basta con alquilar el equipo de esquí; tu cuerpo pide más. Sabes que tu pasión por este deporte no es pasajero, te ha enganchado, y que te va a salir más a cuenta comprártelo todo. Las botas de esquí es lo que más quebraderos de cabeza puede dar: ¿Cómo deben ser? ¿Deben apretar, o por el contrario, dejar el pie más libre? ¿Rígidas o flexibles? ¿En qué nos tenemos que fijar? Vamos a intentar analizar sus características para que aciertes en tu compra.
La talla
Los dos principales cometidos de las botas de esquí son ofrecer protección (sujetar bien los pies y tobillos) y mantener los pies calientes y aislados del frío. Para garantizarlos tenemos que elegir bien la talla. Parece una obviedad, pero equivocarse en este punto es lo que genera más molestias a los esquiadores. Primero, porque muchos caen en el error de coger una talla de más para evitar que aprieten; con eso, solo conseguirás perder sujeción en el pie y aumentar el riesgo de lesiones.
En el caso de las botas de esquí, la talla se mide en MondoPoints, que corresponden a la longitud del pie en centímetros, una manera muy eficaz para acertar, sin los problemas que presentan otros sistemas universales de calzado no tan 'personalizados'.
Como en la compra de cualquier bota, lo mejor es probártelas con los calcetines con los que vayas a esquiar. Un consejo: no uses unos calcetines demasiado gruesos, ya que si comprimen mucho los pies, puedes correr el riesgo de que te corte la circulación sanguínea y que aumente la sensación de frío.
En el momento de probártelos: al encajar el pie, fíjate en que el talón y el tobillo estén bien sujetos tras cerrar los ganchos. Los dedos deben tocar la punta interior de la bota, al mismo tiempo que tienes que poder moverlos con libertad. Si no es así, coge una talla menos. La "prueba del algodón" es: camina y comprueba que el talón no se separa de la bota y que no te hace daño; si es así, es tu talla ideal.
La rigidez
En las botas de esquí este parámetro lo marca el índice "Flex": cuanto menor sea su número, más flexibles serán las botas; cuanto más alto, más rígidas. Elegir un número u otro dependerá de tu dominio sobre la nieve: la rigidez puede ser más incómoda para los principiantes, pero da más precisión en la trayectoria a los expertos.
Si estás empezando, lo ideal es elegir un Flex por debajo de 60, ya que ayuda a corregir los errores de posición; los esquiadores medios, entre 70 y 90; y los expertos, por encima de 100. Pero estas cifras son aproximadas, ya que influye mucho el peso y la altura de la persona: si es alta y fuerte, el Flex debería ser algo mayor (en base a las recomendaciones por nivel que hemos señalado). En cualquier caso, nunca deberías comprar unas botas con un Flex mayor al de tu experiencia.
La horma
Existen botas de esquí de horma estrecha, media o ancha. Aunque sus medidas varían en función de la marca, el estándar es la horma de 100 milímetros de ancho; por encima es ancha y por debajo, estrecha. Para saber la tuya, debes medir la parte más ancha del pie. Las carcasas actuales de las botas de esquí permiten flexibilizar la horma unos milímetros hacia arriba, aunque depende siempre del modelo. Normalmente, la horma va en paralelo a la talla de la bota.
En cualquier caso, déjate asesorar por el personal experto de la tienda donde compres las botas de esquí. De ellas dependerán horas y horas de diversión sobre la nieve.
A modo de conclusión, conviene decir que una buena experiencia esquiando depende en gran medida de una buena elección del material de esquí, especialmente de las botas. Pero hay otros elementos que pueden ayudarte, sobre todo en el prcoeso de aprendizaje, como pueden ser los bastones. Los palos de esquí ayudan a mantener el equilibrio, son una gran ayuda a la hora de levantarte cuando sufres una caída o cuando tienes que atravesar una zona demasiado llana.
¿Quieres acertar a la hora de elegir tus bastones de esquí? ¡No te pierdas este artículo!