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Te gusta sentir la nieve polvo y aventurarte por laderas fuera de pista porque las sensaciones son únicas. Lo tuyo es el Freeride. Como sabes, es una disciplina con más riesgos que el esquí en pistas, por lo que es importante controlarlo todo al máximo para reducir imprevistos. En este sentido, uno de los elementos fundamentales para ganar en seguridad es saber elegir unos esquís de Freeride, que tienen algunas características diferentes de los que usamos en las estaciones de esquí. Aquí te ayudaremos a escoger los más adecuados en base a tu estilo favorito y altura.
Podemos distinguir entre tres grandes familias de esquís para practicar el fuera de pista. Vamos a ver con detalle para qué sirven cada uno de ellos y cuáles se adaptan mejor a tus planes en la montaña.
Se trata de unos esquís con un ancho del patín entre los 90 y los 100 milímetros. Útiles para freeride en una gran variedad de terrenos (nieve en polvo, valles, bosques…), aunque sin especializarse en ninguno de ellos. Estos esquís tienen un rocker muy marcado en la espátula, pero no tanto en la cola, y tienen un arco tradicional para el agarre.
Si optas por un patín rígido, tendrás más agarre en nieve compacta, pero serán más difíciles de controlar; por otro lado, los esquís finos no son tan estables a grandes velocidades. Si eliges un ancho del patín de entre 100 y 110 milímetros, estarás mejor equipado para la nieve en polvo.
Si piensas pasar la mayor parte de tus días esquiando sobre mucha nieve en polvo, esta es tu elección. Son muy anchos y cuentan con una doble espátula prominente. Aún así, mantienen una cierta versatilidad en capas quebradizas y sobre nieve pisada. Hay modelos más extremos y mucho más flexibles para esos días con muchísima nieve polvo.
Esta familia de esquís Freeride es ideal para quienes no les importa emplear pieles en los ascensos para después descender sobre nieve fresca. El patín tiene un ancho de entre 95 y 105 milímetros y rocker en la espátula. Ideales para quienes buscan hacer descensos a buena velocidad.
Con estos esquís, además de un par de pieles adecuado, necesitarás fijaciones para andar con el talón libre en los ascensos, así como botas de esquí adecuadas para andar (caña flexible).
Es importante a la hora de elegir unos esquís Freeride que se adapten a ti como un guante tener en cuenta tu altura. Para ello, deberás añadirle a tu altura entre 5 y 10 centímetros para sacar la medida ideal del largo; si eres un esquiador avanzado y te gustan los giros a gran velocidad, puedes sumar hasta 15 centímetros.
En el caso del Free Touring, te tocará recortar en 5 centímetros tu altura para lograr unos esquís más ligeros y con mayor maniobrabilidad tanto en ascensos como en descensos.
En cualquier caso, hoy en día los fabricantes ya ofrecen una guía de tallas con sus esquís para adaptarse a tu fisionomía. En las tiendas especializadas también te ayudarán a escoger el tamaño más adecuado para ti.
Con estas nociones para saber elegir tus esquís de Freeride, solo nos queda recordarte que con el esquí fuera de pista asumes unos riesgos al exponerte a la montaña virgen y que es imprescindible llevar en la mochila siempre estos tres elementos: transmisor, arva, pala y rastreador. Igualmente, si la mochila tiene airbag puede ser un seguro de vida en caso de avalancha.